Cuando una relación de pareja llega a su fin, surgen muchas dudas legales. Una de las más comunes es: ¿qué diferencia hay entre separarse, divorciarse o solicitar una nulidad? Conocer las particularidades de cada figura te ayudará a tomar decisiones más informadas y adecuadas a tu situación.
Separación legal
No pone fin al matrimonio, pero suspende la vida en común y los deberes conyugales.
Los cónyuges pueden vivir por separado y acordar medidas sobre hijos, bienes, pensión…
No permite volver a casarse, ya que el vínculo sigue vigente.
Divorcio
Disuelve por completo el vínculo matrimonial.
Permite volver a contraer matrimonio.
Puede solicitarse de mutuo acuerdo o de forma contenciosa.
Nulidad matrimonial
Declara que el matrimonio nunca tuvo validez legal desde su origen.
Requiere causas específicas: falta de consentimiento, vicios formales, error grave, entre otros.
Puede ser civil o eclesiástica, dependiendo del tipo de unión.
¿Cuál es la mejor opción?
Depende de tus circunstancias personales y objetivos:
Si quieres un paso previo al divorcio → separación.
Si deseas cerrar la relación legalmente y rehacer tu vida → divorcio.
Si crees que el matrimonio fue inválido desde el inicio (por razones legales o religiosas) → nulidad.
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